Aisla todos los rincones.
Instala doble acristalamiento en ventanas o coloca una capa de plástico adhesivo en las rendijas de puertas y ventanas.
Instala en paredes y techos un buen aislamiento térmico.
Pon cortinas de tejidos gruesos en las ventanas sin tapar los radiadores.
Controla la temperatura.
Si dispones de un termostato, mantenlo entre 19º y 21º grados durante el día y entre 15º y 17º por la noche. Bajar un grado la temperatura de tu hogar supone un ahorro de hasta el 9% en el consumo energético.
En condiciones normales, resulta suficiente encender la calefacción por la mañana y se debe apagar por la noche, ya que el calor acumulado se mantiene.
Abrígate adecuadamente.
Utilizar ropa de lana y usar varias capas de abrigo son buenas soluciones como aislantes térmicos. No obstante, no es recomendable estar demasiado abrigado dentro de casa porque, luego, al salir a la calle, se notará más la diferencia de temperatura y pasarás mucho más frío.
Ventila lo justo.
Para ventilar completamente una habitación, resulta suficiente con abrir las ventanas alrededor de 10 minutos. No se necesita más tiempo para renovar el aire y se malgasta energía.
Si notas demasiado calor en casa, no abras las ventanas. Es mejor cerrar o reducir el nivel de alguno de los radiadores.
Colocación de los radiadores.
Lo más recomendable es la colocación de los radiadores debajo de las ventanas, con el fin de hacer coincidir la longitud del radiador con la de la ventana, para favorecer así la correcta difusión del aire caliente por la habitación.
No dejes los radiadores encendidos en lugares de la casa poco frecuentados.
Acumuladores o bomba de calor.
El acumulador reduce los gastos de calefacción, ya que aprovecha las tarifas nocturnas. Están indicados para climas fríos y en habitaciones de uso diurno.
La bomba de calor proporciona aire acondicionado en verano y calefacción en invierno. Ahorra entre un 60 y un 80% de energía respecto a un sistema eléctrico convencional. Es recomendable para climas templados.
Calefacción central y colectiva.
La calefacción central y colectiva, con medición y regulación individualizadas para cada una de las viviendas resulta mucho más eficiente y barata que los sistemas individuales o independientes.
Haz vida en la parte más calurosa de tu hogar.
Elige el lado más templado de la casa para realizar las actividades en las que inviertes más tiempo. Así, evita las habitaciones que dan al lado frío, con ventanas o paredes extensas que den al exterior.
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